martes, 22 de enero de 2008

Che 1997

Lo han cubierto de afiches /de pancartas

de voces en los muros

de agravios retroactivos

de honores a destiempo

lo han transformado en pieza de consumo

en memoria trivial

en ayer sin retorno

en rabia embalsamada



han decidido usarlo como epilogo

como última thule de la inocencia vana

como anejo arquetipo de santo o satanás

y quizás han resuelto que la única forma

de desprenderse de él

o dejarlo al garete

es vaciarlo de lumbre

convertirlo en un héroe

de mármol o de yeso

y por lo tanto inmóvil

o mejor como mito

o silueta o fantasma

del pasado pisado

sin embargo los ojos incerrables del che

miran como si no pudieran no mirar

asombrados tal vez de que el mando no entienda

que treinta años después sigue bregando

dulce y tenaz por la dicha del hombre.

Mario Benedetti

viernes, 4 de enero de 2008

Muertes ( fragmento , por Juan Gelman)

Un día vi pasar a la muerte
no iba a caballo
chillaba como las golondrinas alrededor de Santa María Maggiore.
Es triste una muerte así
lo digo en serio y por las duda que alguien no sepa que una muerte así es triste.
Esa muerte chillaba como un condenado
no la favorecían el bello estío, las fuentes, las mujeres que ella dejaba transitar
como calor, fuego o piedad.
La muerte esa no valía un centavo en ningún lugar del mundo.
Por empezar no era necesaria,
no tenía aventura ni coraje,
no cantaba,
no era capaz de hacer cantar,
no usaba medias azules.
Sus ojos chillaban como golondrinas cortando la tarde alrededor de Santa
María Maggiore.
Lo digo yo que la vi.
Daba lástima o pena esa muerte a cocheros caballos suaves en la mitad del día.
Muerte sin gusto,
sola,
infeliz,
muerte vieja,
sin volar,
sin hilo en los piecitos,
chillando en la mitad de la plaza.

Cuando terminó de pasar tuve miedo,
no quiero ver nunca más a esa muerte,
de todo corazón no quiero verla nunca más,
especialmente el día de mi muerte.