No me dejes morir dónde no debo
que no quiero dejar de ver el cielo,
este suave celeste que vigila
desde siempre mis más hermosos días.
No me dejes morir dónde no debo
que no quiero dejar de ver el cielo,
largas filas de álamos quisiera
restallando su verde en primavera.
De morir quiero amar antes contigo
aferrado a tus pechos como lunas
y al partir no recuerdo otro camino
más que el suave ondular de tu cintura.
Quiero amarte en el último minuto
desangrando mi amor sobre tu vientre
y descubrir otra vez cuanto del mundo
puedo hallar en tu voz y en tu frente.
Victor Heredia
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